Historia de las camisas de polo de caballero

Los icónicos polos aparecieron por primera vez en la década de 1920, cuando el tenista francés René Lacoste, múltiple campeón de Grand Slam, declaró que no le gustaba el atuendo tradicional del tenis y que crearía algo más funcional y agradable con lo que jugar al tenis. Desde entonces, esta camisa blanca, de manga corta, de algodón, cuello plano y abotonada, ha ido evolucionando lentamente hasta convertirse en lo que hoy se considera una prenda aburrida o atemporal.

Aunque el formato se ha adaptado notablemente bien a diseñadores, industrias y marcas manteniendo la estructura básica tradicional, figuras destacadas como Michael B. Jordan y Chris Evans han sido vistos recientemente luciendo llamativos conceptos de color adaptados a las camisetas.

Según la artista digital y diseñadora de marcas Daniela Restrepo, es difícil crear una prenda que trascienda los diseños que la acompañan y se convierta en icónica solamente por su forma. Por eso, cuando una marca encuentra una pieza que funciona y la define, rara vez se arriesga a que sufra cambios significativos.

Sin embargo, a pesar de su condición de clásico, el polo ha adquirido una nueva dimensión, marcando un estilo muy diferente. Las empresas de moda masculina y los diseñadores están dando a la camisa su propio giro mediante la adición de diseños vibrantes o alterando la estructura.

Esta camiseta se ha convertido en un básico para empleados y socios del sector laboral. También es el regalo ideal para las conferencias de negocios. Así que, sea o no aburrida, esta prenda es un clásico que se ciñe en gran medida al diseño original.

Por último, pero no por ello menos importante, teniendo en cuenta el valor de prendas atemporales como los vaqueros o los polos, prácticamente no se les han hecho alteraciones estructurales desde su creación. Y aunque a René Lacoste le costaría reconocer los fastuosos patrones actuales, no se puede negar que la camisa ha evolucionado para adaptarse a todas las modas sin perder su forma ni su singularidad.